En los últimos años, la energía solar ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en una de las grandes protagonistas de la matriz eléctrica brasileña. La tendencia es clara: más paneles en los techos, mayor autonomía energética para los consumidores y una transformación profunda en la forma en que Brasil genera y consume electricidad.
Según datos de ABSOLAR (Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica), la fuente solar alcanzó en 2024 el segundo lugar entre las mayores potencias instaladas del país, sólo por detrás de la hidroeléctrica. Actualmente, la energía solar representa más del 20 % de la matriz eléctrica nacional, un avance significativo para una fuente que hasta hace poco era considerada complementaria.
Este salto se debe a múltiples factores. En primer lugar, Brasil cuenta con una ventaja natural: una de las mayores incidencias solares del mundo. En segundo lugar, el modelo de generación distribuida —en el que el consumidor también es generador— ganó fuerza con la reglamentación de la Aneel, permitiendo que hogares, comercios y empresas instalen sistemas fotovoltaicos y reduzcan hasta el 90 % de su factura eléctrica mediante la compensación de créditos.
Además del ahorro directo para quienes generan su propia energía, este modelo beneficia a todo el sistema: reduce las pérdidas en transmisión, alivia la infraestructura pública y lleva energía de forma más ágil y económica a regiones anteriormente desatendidas.
Solo en 2023, el sector movilizó R$ 76,8 mil millones en inversiones, según ABSOLAR. Y se espera que la energía solar supere a la hidroeléctrica como principal fuente de generación eléctrica en Brasil hacia 2040. Este crecimiento está impulsado no solo por factores climáticos y económicos, sino también por avances tecnológicos, políticas de incentivo y una conciencia ambiental cada vez más presente.
La previsión es que la generación distribuida supere los 43 GW de potencia instalada para fines de 2025, ampliando aún más el impacto positivo de la energía solar en la vida cotidiana de los brasileños. Más que una fuente limpia, se ha convertido en una herramienta de democratización energética, una alternativa viable que empodera comunidades, reduce costos públicos y acelera la transición hacia una economía baja en carbono.
Brasil está ante una oportunidad histórica: convertir el sol en motor de desarrollo sostenible. Y el crecimiento de la energía solar demuestra que vamos en la dirección correcta. Astronergy sigue atenta al mercado global, sus tendencias y avances. En el escenario brasileño, estamos comprometidos con atender al mercado y expandir nuestros negocios en sintonía con el avance energético del país.